Plaza Irlanda es un gran pulmón verde con rincones de interés turístico en el barrio de Caballito

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Publicado: 11/08/2017
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 Plaza Irlanda es una de las más grandes de la Ciudad. Ocupa 51.874 m2, según la Secretaría de Descentralización, encargada de su mantenimiento. “Sólo por su tamaño debería ser considerada parque”, comentaron.


La plaza se impuso, se impone, con unas cincuenta especies de árboles y plantas, esculturas, polémicas –como la que estalló por el enrejado hace una década–, la antigua cancha de bochas y la renovada bicisenda.

Sin embargo, hay cuestiones obvias que se naturalizan y, por eso, dejan de notarse: Plaza Irlanda fue bautizada así en honor a los irlandeses que impulsaron la zona.

Su historia empezó antes de la inauguración de 1927. Arrancó a fines del siglo XIX, cuando inmigrantes irlandeses compraron esta tierra, apenas salpicada de quintas, para edificar el Colegio Santa Brígida. Cuando acá había un potrero, inmenso.

Además del nombre, hay otras huellas de este homenaje a la verde Irlanda en este pulmón de Caballito. Grandes detalles. Por ejemplo, uno de los relieves del mástil que creó Luis Perlotti –ex vecino, su casa de Pujol 644 es su museo–, con una figura femenina que lleva el escudo argentino y otra, un arpa irlandesa.

Pero la memoria es una forma de redescubrimiento curiosa, parecida a una red de pescadores: expone las presas aunque sean pocas pero apenas sugiere, y sólo si se está atento, que pasó mucha agua a través de ella. Como ocurre con el recuerdo de Leopoldo Marechal, autor de la novela Adán Buenosayres (1948), cruzando esta plaza para ir a enseñar a la a escuela Peña, en Trelles al 900, todos los días, durante dos décadas.

1) El gran pulmón. La Plaza Irlanda fue inaugurada en 1927, cinco años después de que la ex municipalidad comprara el terreno a la Asociación Católica Irlandesa. Con 51.874 m2 -según la Secretaría de Descentralización porteña- está entre las plazas más grandes de Capital. Cuenta con unas 50 especies botánicas, obras de arte, espacios para practicar deportes y este playón de juegos. Entre Gaona, Donato Álvarez, Neuquén y Seguí.

La calesita José es una joya de Plaza Irlanda. Está desde 1950. Es de Sequalino Hermanos, la empresa responsable de la mayoría de las que aún funcionan en la Ciudad. Se cuenta que José Arsegot se la encargó al circo de los hermanos Segura y aún está en manos de su familia. Parece increíble pero en 1986 la prendieron fuego, por vandalismo, y tuvieron que reconstruirla. Renació con canguros, vaquitas, un coche antiguo y un banco doble para chicos y grandes, además de los tradicionales .

2) “La Caridad”. Esta obra fue esculpida en mármol por el francés Eugène Guillaume (1822-1905), referente del neoclasicismo. Quizá por la posición de la figura femenina, en esta caso, evoca a “La Piedad” de Miguel Ángel. Guillaume también esculpió "La Fe “ y “La Esperanza”, colocadas también en Plaza Irlanda. En Donato Álvarez y Neuquén.

3) Pionero. El Colegio Santa Brígida nació en 1897, unos treinta años antes de la apertura de Plaza Irlanda. Obra de la firma Inglis & Thomas, con aires neotudor, se financió con aportes de la colectividad irlandesa. Su capilla, donada por Margarita Mooney de Morgan -como consta en una placa en el lugar-, es de 1911-3. En Gaona 2068.

4) Mástil. Obra del escultor Luis Perlotti (1890-1969), ex vecino de Caballito -su casa de Pujol 644 fue transformada en museo-, fue inaugurado en 1935. Este trabajo homenajea a la confraternidad argentino-irlandesa. Por eso, uno de sus relieves muestra a una mujer con el escudo argentino y a otra con un arpa irlandesa, bajo un sol radiante. Los otros relieves aluden a alumnos, "Las niñas" y "Los varones". "La bandera blanca y celeste jamás ha sido atada al carro triunfal de ningún vencedor de la tierra", cita de Sarmiento, completa la pieza. En Seguí al 800.

"El idilio". Es otra de las obras clave de Plaza Irlanda, creada por el italiano Pablo Tosto (1897-1973), en 1938, con piedra Mar del Plata. El bajorrelieve del frente muestra un desnudo femenino y otro masculino que representan la pureza y la fortaleza.

5) La Basílica Nuestra Señora de los Buenos Aires fue construida por el arquitecto y presbítero italiano Ernesto Vespignani -quien diseñó la capilla del Colegio Santa Brígida, entre otras obras clave- y el constructor Francisco Pini, entre 1911-32, con marcados rasgos neogóticos. Por la pasión por las alturas que caracteriza a ese estilo, sus torres parecen desaparecer, esbeltas, en el firmamento. En Gaona 1730.

 

Fuente: clarin.com