El Gobierno de la Ciudad rescinde el contrato con una constructora del Paseo del Bajo

Comparte esta publicación:

Compartir |



Publicado: 29/11/2017
   SIGUIENTE  >>

La Ciudad tomó la decisión de rescindir el contrato con la empresa Corsán Corviam para la construcción del tramo A del Paseo del Bajo para evitar mayores demoras en la obra con la que el jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, quiere dejar su marca de gestión.


Es que en los últimos meses tanto en el Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte, a cargo de Franco Moccia, como en Autopistas Urbanas SA (AUSA) comenzaron a notar algunas demoras, ninguna de ellas irrecuperable, en los trabajos.

Se trata de una decisión luego de que, como publicó LA NACION, AUSA comenzó a principios de octubre a hacerse cargo, directamente, de los pagos a los proveedores de Corsán Corviam para evitar mayores demoras mientras se resolvía la situación judicial de uno de los integrantes de esa unión transitoria de empresas (UTE), Isolux Corsán, en España, donde se encuentra en pleno proceso de quiebra luego de que se reveló el pago de coimas para conseguir obra pública en México. De ahí que se la comenzó a conocer como "la Odebrecht española".

Ahora resta saber el camino que tomarán las autoridades. Desde el punto de vista legal, la Procuración General, cuyo titular es Gabriel Astarloa, ya tiene elaborado el dictamen con el que se terminará el contrato, mediante un mutuo acuerdo, entre el Gobierno y la empresa. "Es para no tener problemas legales más adelantes", dijo a LA NACION una fuente al tanto de la operatoria.

Todavía resta estipular cómo continuará ese tramo. Según dijeron a LA NACION cuatro fuentes oficiales, la opción más simple, por facilidad y velocidad, sería que se hiciera cargo la empresa que quedó tercera en la licitación, la unión transitoria de empresas (UTE) conformada por JCR SA y Coarco SA. De optar por esta opción, el precio final de la obra será más caro, ya que la oferta de Corsán Corviam era la más barata.

Según explicaron fuentes al tanto de la operatoria, de optar por esa opción se tomará de referencia el precio de la oferta inicial, al cual se le descontará el proporcional de los trabajos ya realizados. Todo esto tendrá a su vez que ser aprobado por la Corporación Andina de Fomento (CAF), con la que el Ejecutivo nacional tramitó el préstamo para realizar la obra.

"Si se demoraba más en actuar íbamos a tener demoras ya irrecuperables, con lo que los plazos de la obra se iban a estirar demasiado", afirmó la misma fuente.

La segunda en el listado, Iecsa (la empresa que por ese entonces era de Ángelo Calcaterra, primo del presidente Mauricio Macri), quedó descartada debido a que ya tiene el tramo C, el más caro de toda la obra, y legalmente se encuentra impedida de poder hacerse cargo de la etapa A. Otra de las posibilidades que se barajan, pero que sí podría generar algunos retrasos, es volver a licitar el tramo. Por lo que se debería reabrir todo el proceso licitatorio.

"Es la obra de infraestructura vial más importante de los últimos 50 años, no podemos permitir demoras por una situación particular de un contratista", dijeron a LA NACION fuentes del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte. La noticia de que se avanzará con el fin de ese contrato trajo alivio para varios funcionarios porteños que desde hacía tiempo sostenían en privado los dolores de cabeza que les generaba la indefinición de ese tramo.

"Hubo una decisión política de darle ese tramo a Isolux, porque se habló bastante sobre los contratiempos que se podían generar", dijo a LA NACION una alta fuente oficial. La suspicacia sobre que Iecsa tenía que quedarse con el tramo más caro siempre estuvo presente. Isolux comenzó a afrontar problemas legales en España, donde se encuentra radicada, por el pago de coimas en México para conseguir contratos de obra pública.

El mes pasado el juez encargado de la quiebra inició el proceso para su venta de activos. Dos fueron los jugadores que quisieron participar por los contratos en la Argentina: Socma y Cartellone. Ninguna de las dos avanzó, por lo que se decidió tomar la mencionada decisión.

Para Rodríguez Larreta, el Paseo del Bajo es la obra más importante que tendrá su gestión de cara a 2019. Para poder concretarla se negoció un préstamo con la Corporación Andina de Fomento (CAF) por US$ 340 millones. Según los planes de AUSA, estará terminada para el segundo semestre de ese año.

La obsesión por cumplir con los plazos incluso hizo que se usara por primera vez en la historia de la obra pública porteña un software de control en tiempo real del estado del proyecto.

Se trata de un corredor vial de 7,1 kilómetros que conectará las autopistas Illia y Buenos Aires-La Plata. Se emplazará entre Alicia Moreau de Justo y el eje Huergo-Madero, con cuatro carriles exclusivos para camiones y ómnibus de larga distancia, lo que permitirá circular más rápido hasta los accesos directos al puerto y a la Terminal de Retiro. Además, contará con ocho carriles para vehículos livianos, cuatro en sentido norte y cuatro en sentido sur.

Altos funcionarios porteños recuerdan que durante todo el proceso se buscó que Isolux no se quedara con ese tramo, que se tiende entre el enlace con la autopista 25 de Mayo y la calle Carlos Calvo. Pero la UTE presentó la oferta más económica, por $ 1500 millones. El tramo B le fue adjudicado a Green-Ceosa, por $ 1600 millones, y el C, de unos $ 3100 millones, quedó en manos de Iecsa.

La obra en números

US$ 340 M préstamo internacional

Fue obtenido por la Ciudad de la Corporación Andina de Fomento (CAF) para financiar la obra

7,1 km corredor vial

El Paseo del Bajo conectará las autopistas Illia y Buenos Aires-La Plata y permitirá circular más rápido hasta la zona del Puerto y Retiro

3 tramos de construcción

La obra vial fue dividida en tres tramos a cargo de las empresas Corsán Corviam (cuyo contrato será cancelado), Green-Ceosa e Iecsa

12 carriles en total

Cuatro carriles serán de uso exclusivo para camiones y ómnibus de larga distancia. Y habrá otros ocho para vehículos livianos -cuatro hacia el norte y cuatro hacia el sur-

Fuente La Nación