Ricardo Pedace, titular de la AGC, se refirió al nuevo Código de Habilitaciones

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Publicado: 05/03/2018
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Luego de dejar la Policía Federal fue subjefe de la Metropolitana y sonó para encabezar la Policía de la Ciudad. Durante la campaña de 2015 recorrió la Provincia explicando cómo se creó la fuerza de seguridad porteña. A partir del 9 de enero de 2017 se hizo cargo de la AGC.


En este reportaje con Noticias Urbanas, contó el trabajo que se hizo y adelantó los nuevos proyectos, entre ellos el nuevo Código de Habilitaciones.

–El 9 de enero se cumplió un año desde que se hizo cargo de la AGC, ¿cuáles fueron los objetivos que se propusieron con Horacio Rodríguez Larreta?

–Uno de los temas fundamentales que me pidió radicaba en la transparencia, hizo mucho hincapié en que no se siguieran burocratizando los trámites de habilitaciones y que gestionemos 100 por ciento para que el usuario encuentre en la Agencia Gubernamental de Control no un organismo de persecución. Que ayuda y acompaña al comerciante, y no inspeccionando como un policía, a que se cumplan las normativas necesarias para habilitar. Fue así que nosotros logramos durante este año llegar el 1 de junio en hacer habilitaciones de carácter automático, que se pueden sacar en el día, cosa impensada. En lo que va desde esa fecha en adelante, ya tenemos mil beneficiados con ese tipo de habilitaciones. Es decir, se hicieron más de una por día porque son sencillas y no requieren de otros organismos del Gobierno de la Ciudad. Nosotros recibimos todo lo que el usuario ingresa desde el sistema online, ya nadie tiene problemas con el famoso expediente de papel porque todo lo que nosotros hacemos es vía online. Aún así, todavía existe el gestor, porque el usuario dice que es mucho más fácil dárselo a un tercero para que le haga los trámites y no usarlo, y por eso estamos simplificándolo. Vos fijate, si querés saber si podés colocar un negocio y consultás a un gestor es una equivocación grande. Vos entrás en la página de la AGC y tenés la posibilidad de buscar información si, por ejemplo, se quiere habilitar un comercio y si se puede habilitar el lugar físico donde se quiere implantar. La página te va a dar la cantidad de rubros contemplados en ese espacio, o indicará que ese rubro necesita una consulta previa. Desde el 1 de junio logramos la habilitación directa de comercios simples, como una mercería o un kiosco, es decir, algo que no requiera mayor análisis como de impacto ambiental o que tenga una superficie mayor a 500 metros cuadrados que necesita también ventilación mecánica. Y así hemos logrado bajar la cantidad de días en que se hace el trámite. El tiempo que se invierte es por el orden de los papeles para la habilitación. Pero para saber qué hace falta no hace falta un gestor. En la página se explica que para tal habilitación se necesita presentar el plano del lugar, el plano de sistema contra incendios, es decir, estamos pidiendo medidas de seguridad, no temas burocráticos. Y, según los metros del lugar que se quiere habilitar, sí se requerirá la ventilación mecánica, pero no es un capricho de la Agencia sino que va en beneficio del comercio. Finalmente, tiene que presentar la escritura que acredite que el solicitante es dueño del local y, si alquila, tiene que presentarnos un contrato de alquiler que garantice que esa persona tiene derecho al uso de ese local y que va a utilizarlo para el comercio. Todo esto es lo que estamos desarrollando, y lo que sí es un logro y un compromiso pedido por el jefe de Gobierno es sacar habilitaciones de carácter inmediato. Cuando me hice cargo de esta Agencia había un problema muy importante con los centros culturales, que vivían quejándose de la cantidad de controles y clausuras. Mejorar esta situación fue el segundo objetivo. Y en esto tengo que decir que fue un trabajo mancomunado. El director general de Habilitaciones, Diego Pérez, hizo un trabajo artesanal. Nos sentamos, hicimos las reuniones previas y nos pusimos a trabajar. Cuando me hice cargo había tres centros culturales que ya habían logrado su habilitación y, a partir de enero, empezamos a trabajar seriamente reuniéndonos con los centros y convenciéndolos de que acá la habilitación no es una responsabilidad solamente de la Agencia. Esta es solo el organismo oficial que va a otorgar esta habilitación, pero pedimos el acompañamiento y explicamos que cuando nosotros requerimos algo lo hacemos en beneficio del centro cultural y de todos aquellos que van a usarlo. Por ejemplo, tuvimos que empezar a hablar de sistemas contra incendios, del plan de evacuación, de ventilación mecánica, pero fundamentalmente, tuvimos que explicarles que todo lo que pedimos no es un capricho de inspección, todo lo contrario: queremos no tener que sufrir hechos como ya ha vivido la Ciudad de Buenos Aires.

–¿Se los ayudó también para que puedan cumplir con todos estos requisitos?

–Se armó una mesa de trabajo donde los centros culturales venían semanalmente y se reunían con el director de Habilitaciones; se les fue explicando paso por paso. Él los fue acompañando, llevando. Y nosotros no solo les fuimos dando los plazos que nos permitían para que vayan presentando sus respectivas habilitaciones, también debíamos tener en cuenta que teníamos muchos centros culturales que estaban habilitados de una forma pero que las infracciones que cometían eran de desvirtuación de rubro. Tenían una carcasa bajo un rubro pero después hacían otra cosa. Entonces, tuvimos que sincerarnos todos. Esto llegó a tal punto que terminamos el año con 30 centros culturales habilitados, y tengamos en cuenta que teníamos solo tres. Este fue un muy buen trabajo del director de Habilitaciones de la Agencia Gubernamental y también nos ayudaron mucho el exministro de Cultura Ángel Mahler y Enrique Avogadro, pero en especial hay una tarea excepcional de Luciana Blasco, que fue quien nos acompañó también en esta contención, explicándoles a cada uno qué es lo que necesitábamos, cómo se va haciendo. Y ahora, desde el mes de noviembre, incorporamos en una tarea casi artesanal a otro colectivo, que son las milongas. Con respecto a este tema, ya me han venido a ver y hemos estado reunidos, les expliqué cuáles son los proyectos para con ellos. Y poco a poco van entendiendo que acá no hay una persecución. La AGC acompaña, no persigue. Para nosotros no es un mérito ni una alegría que se clausure, al contrario. Y cuando se llega a la drástica medida de clausurar es porque consideramos que muchas faltas ponen en peligro la vida de quienes lo están utilizando. Una vez que hablamos y se explican, las cosas se van encaminando. Este es un objetivo que se logró con los 30 centros culturales que se habilitaron. Otro fue una relación directa que hicimos de forma permanente con las diferentes cámaras comerciales, con los centros comerciales a cielo abierto. También tuvimos reuniones con la Cámara Argentina de Turismo, con la Cámara de Hoteles, con la CAME, con Fecoba, escuchando a cada uno de los responsables de cada área. Y con base en los reclamos de cada uno y en el pedido de modernización y rapidez que nos hizo el jefe de Gobierno, estamos elaborando el nuevo Código de Habilitaciones.

–¿De qué trata este nuevo Código de Habilitaciones?

–Es uno de los objetivos para este año y la exigencia es que tome estado parlamentario a partir de marzo, para que las comisiones lo puedan estudiar. La idea ahora es poder simplificar los procesos que antes eran demasiado engorrosos en algunas ocasiones. Tenemos que lograr una muy buena capacidad comercial. Las pymes en la Ciudad son fundamentales y son parte de uno de los objetivos del jefe de Gobierno; nosotros tenemos que acompañar y no poner trabas. Primero vamos a hacer la parte general del código y después, sí, vamos a la parte especial, sector por sector, para ver qué problemas tienen. El objetivo concreto es que sea un código amigable, y que la gente que quiera habilitar no encuentre grandes trabas. Van a ser cambios muy profundos, por lo que ya está trabajando nuestro director general de Habilitaciones y nuestro director general legal y técnico, que son los que van a ver la materia netamente operativa y la parte legal, además de organizar reuniones con diferentes las cámaras.

–¿Este fue un objetivo que arregló con Larreta?

–El jefe de Gobierno me dijo: “Yo necesito que salgan las habilitaciones y que los vecinos sepan que es fácil, que no ponemos trabas”. Sabemos que antes era imposible, nosotros recibimos quejas y tratamos de dar respuestas a esas quejas y nos encontramos con que hay mucha burocracia en el medio. Que me disculpen los que trabajan de gestores, pero queremos que la gente ingrese en la página y pueda ser más autónoma.

–¿Cómo se trabaja el tema de los locales bailables después de todo lo que pasó con Cromañón y Time Warp?

–Yo me hice cargo el 9 de enero y antes del 15 ya me había reunido con la Cámara de Locales Bailables, con quienes hablamos de blanquear las bondades que tienen los comercios que guardan, con las medidas que nosotros exigimos de seguridad. Y también, en enero de ese año, salió el tema de la ley de eventos masivos. Tuvimos muy poco tiempo para experimentar porque debutamos con la ley en los primeros días de febrero con una fiesta electrónica en Mandarin, en Punta Carrasco. Ahí recién empezamos a experimentar todo lo que pedía el legislador: contar con la responsabilidad de la Policía, Gendarmería o Prefectura como fuerzas que iban a brindar seguridad en el predio y en el exterior del lugar. También, contar con la presencia de una empresa de seguridad privada que realice las tareas de control de ingresos. Después, contar con la Cruz Roja para que recorra los lugares para evitar problemas con alguna que otra persona descompuesta. También contamos con la Dirección de Adicciones del Gobierno de la Ciudad y con la Sedronar, con una tarea de carácter orientativo, de difusión y docencia con los jóvenes. Tuvimos incluso la presencia de bomberos que determinan cantidad de ambulancias y efectivos que deben estar presentes durante el evento. Y le dimos participación, por la implementación de la ley de eventos masivos, al Ministerio de Salud del Gobierno porteño a través del SAME para que nos digan cuántas ambulancias de alta y mediana complejidad, médicos y paramédicos eran necesarios según las características de cada evento, previamente detallado por nuestros inspectores. Entonces, los organizadores nos explican cómo es el plan de evacuación, qué contrataron, cuántos efectivos de policía particular serán necesarios, cuántas ambulancias va a determinar el Ministerio de Salud, y tienen que detallar además qué empresa las pondrá a disposición. Y nosotros vamos a chequear con los registros de Nación que realmente sean ambulancias registradas, al igual que chequeamos que los profesionales que asistan sean matriculados. En toda esta etapa de inspección previa, la AGC verifica la logística del evento, que todo esté debidamente preparado: sonido, escenario, lugares donde no haya roturas de alambrado, que no haya personas que se puedan meter, que estén los puestos de hidratación que la ley exige, de carácter gratuito y que muchas veces son utilizados por los mismos organizadores para promocionar algún tipo de agua. Entonces esta Agencia labra un acta antes del paso previo de “dar puerta”, donde se especifica que la seguridad externa esté a cargo de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires y a cargo de qué oficial en jefe en particular, con tantos efectivos. En el acta estarán los nombres de todos, y el inspector a cargo chequea la presencia de todas esas personas con la correspondiente credencial de habilitación. Fue fundamental también comenzar a implementar tecnología en los eventos. El sistema electrónico de visión para contar las personas que asisten crea una corresponsabilidad entre el organizador, el fiscalizador y el usuario. Hay pantallas gigantes en el ingreso que marcan capacidad autorizada, cantidad de personas que hay en el interior y cantidad de lugares que quedan libres, porque también se van marcando las personas que salen. Para todo esto, suelo ir a revisar que las tareas que encomendamos se cumplan. Para esto, también hemos hecho simulacros y le mostramos a la gente cómo hacemos que no ingresen menores de edad. La tecnología, además, nos permite saber, a través de la lectura del DNI, si la persona es menor de edad en forma automática. En ese caso, se prende una luz roja y esa persona no pasa. A todo esto, hay que entender que la AGC no está capacitada para controlar la conducta de la gente. Incluso, por ley el cacheo al ingreso no debe ser invasivo, y lo que esas personas hagan dentro del evento nos excede. Pero gracias a Dios, en todo 2017 no tuvimos que lamentar víctimas graves; sí tuvimos algunos traslados hospitalarios por intoxicación de alcohol, que fueron atendidos por personal del SAME, pero no son situaciones que se puedan adjudicar a la falta de control. Otra cuestión a la que nos abocamos fue ordenar el tema de las fiestas de egresados. Durante la gestión anterior a la mía hubo que ajustarse a una disposición por la cual, para organizar una fiesta, se les informa a quienes quieren hacerlo que pueden pura y exclusivamente dentro de los locales que están habilitados como clase C, es decir que están habilitado para bailes. Esto es corroborable desde las páginas web de cada boliche, donde debe figurar esta información, al igual que la capacidad de gente permitida. Asimismo, para que los chicos puedan recaudar dinero para su viaje de esta forma, el dueño debe solicitar el permiso para esta actividad de baile de egresados. Como la mayoría de los asistentes son menores de edad y no podrían ingresar en el local, a este permiso que se le da al dueño se le agrega la responsabilidad o corresponsabilidad de cinco padres que tienen que presentar documentación que acredite vínculo con alguno de los chicos. Esto se implementó cuando, en años anteriores, se dieron cuenta de que había cinco “padres” que iban a todas las fiestas.

Entonces habrá una lista con estos padres y de todos los chicos. Los padres, entonces, estarán junto a los inspectores de nocturnidad que van a controlar que se cumplan las medidas de control.

–¿Cuáles son estas medidas de seguridad?

–Un boliche bailable, primero, tiene que estar habilitado para ser tal, lo cual quiere decir que tiene que tener liberadas las salidas y todo debidamente indicado. Y en estos casos, como son menores, no puede expedirse alcohol ni exhibirlo en ninguna vitrina de las barras. Y no puede tampoco haber ninguna propaganda de alcohol. Es sabido igual que los chicos consumen alcohol antes de entrar en el lugar, incluso en los micros que los llevan, por eso hemos tenido que retener esos micros. Y también queda esto en responsabilidad de los padres.

–¿Cómo viene el tema de los foodtrucks?

–Nosotros estuvimos acompañando a la subsecretaría de temas gastronómicos con nuestra Dirección de Seguridad Alimentaria y ambos empezamos a trabajar en lo que son los foodtrucks. Ya tenemos todo preparado y tenemos un sector en la calle Dorrego. De cómo y dónde va a funcionar se encarga Espacio Público. Nosotros nos encargamos de dar la habilitación al vehículo y corroboramos que tengan las condiciones y la capacidad para que funcione y elabore alimentos siempre y cuando mantenga las normativas de seguridad alimentaria, y que aquellos que vayan a trabajar tengan realizado el curso de manipulación de alimentos. El año pasado, la AGC realizó cursos presenciales y online para 27 mil personas, y este año tenemos que duplicar la cifra: se nos vienen los Juegos Olímpicos de la Juventud y va a haber una cantidad importante de comercios gastronómicos en toda la Villa Olímpica. Para esto, hemos firmado convenios con el sindicato gastronómico. A través de sus institutos, ellos se encargan de dar el curso y después nosotros tomamos los exámenes. También lo hacemos con la Asociación de Hoteles y la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Cafés y Confiterías, para que dicten estos cursos. Dentro de lo que es la manipulación de alimentos, la AGC es pionera dentro del Gobierno de la Ciudad en una tarea de carácter nacional e internacional, porque hemos firmado un convenio con la Dirección Nacional de Migraciones por el que les brindamos este curso a aquellas personas, como refugiados sirios, que, pese a que no son de actividad comercial, tienen un muy buen nivel intelectual, pero hasta tanto puedan validar sus títulos universitarios, la mejor forma que pueden interactuar en el país es con su propia gastronomía.

–¿Cuáles son los objetivos de la Agencia para este año?

–Yo recién tuve una reunión con un grupo de colaboradores a los cuales les estoy pidiendo que me empiecen a hacer consultas a través de los contactos con las embajadas para aggiornar y enterarme cómo trabajan grandes ciudades. Hace muy poco estuve en los Estados Unidos y vi que los restaurantes están identificados en sus vidrieras con una letra A, B o C y que el propio Ente de Turismo le informa al turista que si ve un restaurante con un logo con la A es que ha pasado todos los controles de seguridad alimentaria. Si la ve con la letra B es que si bien no está mal, está con posibilidades, y si dice C es “no entre”. Y si no ve nada, menos todavía. Hay que empezar a trabajar para lograr tener también comercios gastronómicos con un sistema de scoring. Si yo voy a un restaurante, lo controlo y sé que tiene el sistema de salud alimentaria controlado, el tratamiento de alimentos y que tiene todo en orden, no puedo ir cada 15 días. Entonces, si ese lugar fue inspeccionado hoy, hasta dentro de seis meses no vuelvo, salvo denuncia. Hoy tengo 600 inspectores, con lo cual no puedo poner un inspector al lado de cada comercio, pero cuando yo ordene toda la temática inspectiva, ¿qué hago con la cantidad que me van a sobrar? Estamos trabajando en buscar, primero, la profesionalización del inspector a través de los concursos y capacitaciones. Este sector que recibió alguna vez tantas críticas lo estamos reordenando. Pero, por otro lado, no quiero habladurías sobre los inspectores, si hay algo que decir, yo mismo acompaño a la persona a hacer la denuncia. En caso de comprobarse la supuesta infracción, se lo saca, pero para eso se necesita una denuncia formal. Hoy, por suerte, puedo decir que recibimos muy buenas críticas sobre nuestros inspectores de parte de las cámaras.


Con Noticias Urbanas. Ricardo Pedace, durante la entrevista con este medio.

–Teniendo en cuenta su experiencia como policía federal y subjefe de la Metropolitana, hubo un cambio importante porque volvieron a nombrar a un jefe de la Policía de la Ciudad que fue subordinado suyo. Y ahora hay un plan importante, que es suprimir comisarías para pasar a tener solo 15, una por comuna. ¿Cuál es su reflexión al respecto?

–Sobre la designación de Carlos Kevorkian puedo decir y dar fe de que es un excelente profesional, no en vano lleva todos los años que lleva en la carrera. En la Policía Federal él fue superior mío, tiene una experiencia operativa muy importante. Fue elegido ahora por el jefe de Gobierno, que habrá analizado todos sus antecedentes. Y en cuanto a la distribución territorial, no lo conozco y no sé cómo lo están desarrollando, pero siempre hubo un objetivo de que la distribución geográfica-política de la Ciudad y la modificación de las 15 comunas tenga un asiento de estos 15 territorios. Sé que se está trabajando mucho de forma tecnológica con el personal y en retirar de las dependencias judiciales a todo aquel personal que estaba desarrollando tareas de carácter administrativo o judicial-administrativo. Esto es porque se va a necesitar que ese personal cumpla la función de la policía, que es la prevención, y eso se hace con el personal en la calle, recorriendo. Pero, al mismo tiempo, tenemos que darle al ciudadano un espacio donde formular las denuncias y sobre esto se está trabajando mucho con las fiscalías, para que las denuncias judiciales se puedan realizar al fiscal o bien de forma online, para darle también una facilidad al ciudadano. Aún así, a una persona que estuvo muchos años dentro de una oficina hay que capacitarla, no se la puede sacar a la calle. Hay un programa también muy importante, que se está llevando a cabo, que es Comisarías Cercanas, los primeros jueves de cada mes, con el que se busca tener un acercamiento con los vecinos y que puedan logran la difícil tarea de prevenir.

–Su nombramiento en la AGC es un reconocimiento muy importante y va atado al lugar que cumplió usted en la campaña electoral. Hay un rol muy político en su figura: ¿tiene alguna aspiración política mayor debido a la confianza que le tienen?

–A lo que yo aspiro está dentro del artículo 19 de la Constitución Nacional, pero no puedo negar que a mí me encanta trabajar en pos del bienestar de la gente. No por nada, con 18 años, ingresé en la Policía Federal. Me gusta estar en relación con la gente, me gusta dar la cara y tratar de solucionar los problemas, y para eso hay que estar afuera, en la oficina me ven muy poco. Salgo, camino, voy a las reuniones, escucho a los vecinos. Cuando hay un problema nunca pido que vengan, voy al lugar. No es que yo tenga una misión política, me gusta trabajar. Yo nunca pedí ser director ejecutivo de la AGC, para mí fue una sorpresa y un orgullo que el jefe de Gobierno me haya elegido para esta misión, que es delicadísima. Yo se lo agradezco rotundamente, y creo que me pongo al hombro el compromiso, también, por la confianza que fue depositada en mí. Cuando llegué acá me di cuenta de que la Agencia no era solo lo que pensaba, sino que era algo más grande e impresionante, y que tiene que ver con cada uno de los ministerios y cada necesidad que tiene el usuario. Y tenemos que estar presentes en todas partes.

Fuente noticiasurbanas.com.ar