El scoring por licencia cumple 10 años, pero aún es dificil de aplicar en la Ciudad

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Publicado: 24/06/2019
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Según datos de la Dirección General de Administración de Infracciones, desde 2010 a abril de 2019, 2.889 conductores han sido inhabilitados para conducir debido al descuento de puntos. Y 366.396 conductores perdieron 2.309.406 puntos de sus registros.

Según las cifras de diciembre de la Dirección General de Estadísticas y Censos de la Ciudad, el parque automotor de la Ciudad es de 1.539.809 unidades. Es el tercero en importancia por tamaño, después de los de Provincia y Córdoba. Y representa el 9,6% de las 16 millones de unidades activas en todo el país. Además de los autos porteños, se estima que ingresan 700.000 desde el Conurbano. Además, circulan unos 37 mil taxis y 10 mil colectivos.
 
Teniendo un panorama del número de vehículos que se mueven por las calles porteñas, se entiende que la cantidad de conductores que perdieron puntos o fueron inhabilitados a través del scoring es exiguo. Lo cierto es que este sistema tiene al menos dos piedras en el zapato: la primera, que sólo se aplica a las licencias porteñas. Es decir que no posee la perspectiva de lo metropolitano. La segunda tiene que ver con la aplicación, porque sólo se pueden descontar puntos cuando se identifica fehacientemente al conductor. Y para esto, las fotomultas no sirven, hay que detener al automovilista y constatar su identidad.
 
Sobre este tema, Fabian Pons -especialista en seguridad vial y presidente de Ovilam, el Observatorio Vial Latinoamericano- le explica a Clarín que la eficacia del scoring es muy relativa. "Por un lado, porque la cantidad de conductores a los que no se les puede aplicar esta penalidad es enorme, porque son los que vienen de otras jurisdicciones -argumenta-. Por otra parte, porque la mayor cantidad de multas labradas tiene que ver con faltas menores, como mal estacionamiento, que claramente no aplica a la quita de puntos. Para las faltas graves -picadas, conducir borracho o circular con placas de otro auto- se necesitan controles en la calle, con mucha y muy fuerte presencia de agentes o un control dinámico", argumentó. En cambio la Ciudad apuesta fuerte por las fotomultas, es decir el control electrónico de lo que pasa en las calles.
 
En este sentido subsiste la crítica histórica respecto a los controles: ¿se hacen para recaudar o con el fin de educar y sancionar al infractor? Como ejemplo hay que observar lo que sucede con las grúas para ver una parte de la historia: siguen operando con los contratos vencidos desde 2001. O con los datos oficiales sobre multas: en 2018 se labraron 4.239.457 actas (el 32% por mal estacionamiento) y se estima que la recaudación fue de $ 280 millones. 
 
Desde la Secretaria de Tránsito de la Ciudad, plantan bandera: "A diez años de su implementación, consideramos que hay varios puntos a mejorar en el scoring. Y hemos realizado un diagnóstico integral que propone un trabajo a partir de dos ejes principales: por un lado, una modificación legislativa, que implica mayor rigurosidad en la quita de puntos y posterior evaluación de los infractores; y por otro, una serie de ajustes en los sistemas y procesos de seguimiento de cada conductor", explicaron. En esa línea, se implementó el uso de una aplicación con la que que los Agentes de Tránsito pueden identificar a los conductores inhabilitados. Por supuesto, primero tienen que detenerlo en un control.
 
Hernán Najenson es subsecretario de Justicia de la Ciudad y aseguró a Clarín que existe "un trabajo conjunto con la provincia de Buenos aires para unificar el sistema de puntos y criterios. Tengamos en cuenta que un 67% de los autos que se mueven en la Ciudad ingresa desde el Conurbano. Por otra parte consideramos imprescindible que más municipios y provincias estén adheridos al Certificado Nacional de Antecedentes de Tránsito (Cenat) para facilitar la quita de puntos". En ese sentido, el Gobierno nacional también busca que más provincias implementen el scoring, que hoy sólo funciona en la Ciudad y en Córdoba.
 
Diez años atrás, cuando se sancionó esta ley de scoring, los gremios de taxistas y conductores de ómnibus se manifestaron en contra y ejercieron una fuerte presión para evitar que se votara. No lo lograron, pero si obtuvieron algunos guiños. La política cedió al statu quo: los taxistas no pierden puntos, y a cambio tienen que hacer tareas comunitarias. Por su parte, los conductores no profesionales se pueden presentar ante un controlador con todas las multas que hayan recibido y además de acordar el pago (en general, inferior a lo que deberían abonar), no pierden más de diez puntos de los 20 disponibles. Obviamente, esto es posible si no hicieron el pago voluntario, porque realizarlo implica la quita automática de puntos.
 
"El scoring es un método que funciona, y muy bien, en muchos lugares del mundo. Aquí claramente habría que hacer correcciones, como solucionar lo que ocurre con la identificación de los conductores. Pero también necesitamos ir a fondo con la educación, necesitamos que los conductores corrijan sus conductas, que no vean al scoring como una sanción, sino como la oportunidad de cambiar", alentó Alejandro González, titular de la ONG Creando Conciencia, una de las encargadas de impartir los cursos de seguridad vial en caso de pérdida de puntos. 
 
Por otra parte -y tal como reclaman todos los especialistas desde hace años- lo que aún hace falta es un fuerte compromiso por parte de los actores políticos para poner a la seguridad vial en la agenda de la Ciudad y de todo el país. En territorio porteño, durante 2018, 6 de cada 10 personas que perdieron la vida tenían entre 15 y 34 años.
 
clarin.com