Exactamente una semana después de la convocatoria de Javier Milei al resto de la dirigencia a volver a tratar la Ley Ómnibus, un nuevo pacto fiscal y un acuerdo de 10 puntos de consenso básicos, el Presidente delegará hoy en sus dos ministros de mayor relevancia en el Gabinete la recepción de la mayor parte de los gobernadores en la Casa Rosada. Será el primer episodio de la temporada política iniciada en la Asamblea Legislativa por el jefe de Estado, donde los libertarios buscarán un camino alternativo para conseguir el apoyo que necesitan indefectiblemente en el Congreso para aprobar y sostener las reformas prometidas durante la campaña.
A partir de las 15, en el Salón Eva Perón, el jefe de Gabinete, Nicolás Posse y el ministro del Interior, Guillermo Francos, retomarán los diálogos que se habían terminado o espaciado con la caída del proyecto fundacional del Gobierno, la ley “Bases”. Pasó casi un mes desde aquella debacle, que el jefe de Estado intentó transformar en una divisoria de aguas entre los “argentinos de bien” y la clase política, y ahora se dispone a intentar un acuerdo para retomarlo, aunque probablemente no encabece la conversación y sólo pase “a saludar”, un gesto que en varios distritos consideraron un desaire.
Sin embargo, a pesar de que varios -sobre todo los férreamente kirchneristas- demoraron la respuesta y amenazaron con pegar el faltazo, ayer en Interior celebraban que había confirmado la totalidad de los mandatarios, incluso el reticente y combativo Axel Kicillof (Buenos Aires), aunque Gildo Insfrán (Formosa), Ricardo Quintela (La Rioja) mandarán a sus vices para mostrar su disconformidad, mientras que Alfredo Cornejo (Mendoza) enviará a un representante por problemas de agenda.
El ministro coordinador, Posse, estrenará su traje de operador político, después de meses de permanecer en las sombras. Subirá el perfil al comandar el cónclave, donde se sumará a las negociaciones que viene llevando Francos. “Es lógico que lidere él, después de todo es el jefe jerárquico de Guillermo”, justificaron en Balcarce 50 la nueva dinámica, que en realidad constituye una muestra de “seriedad” de parte de Milei, que tomó nota de las quejas que llegaban desde el interior sobre la interlocución con el Ejecutivo. De todas formas, no se descarta que esté presente, también, el asesor Santiago Caputo, que había sido resistido por igual, tanto por mandatarios como por los jefes de bloque dialoguistas. “Santi va a ir si quiere. Depende de él y de Javier”, dijeron.
Uno de los reclamos del interior era que el ministro de Economía, Luis Caputo, se involucrara más directamente en los diálogos. En Gobierno también registraron esa demanda, y de hecho el titular de Hacienda participó en la convocatoria, que se inició con una reunión junto a Posse y Francos el lunes. Sin embargo, hoy no estará presente porque tenía en agenda participar del encuentro interanual del Banco Interamericano de Desarrollo, aunque en Economía aseguraron que no faltará a las próximas conversaciones. “Van a haber varias oportunidades más”, deslizaron.
En Balcarce 50 nadie aspira a que hoy se alcance un acuerdo concreto. En cambio, avisan que será una “primera aproximación” con los jefes de los Ejecutivos provinciales para evaluar sus pretensiones y transmitirles los límites de los cambios. Los delegados de Milei, en tanto, irán con una serie de temas prioritarios en agenda, donde entremezclarán los ejes del texto de la Ley Ómnibus con “nuevos” puntos, que en realidad serán extraídos del DNU de desregulación de la economía. Además, sumarán temáticas introducidas por parte del oficialismo en el debate público durante las últimas semanas, como la declaración de la educación, la salud y el transporte como servicios esenciales, para limitar el derecho a hacer huelga.
Después de varios días de versiones cruzadas, cerca del Presidente aseguraron ayer por la tarde que el plan consensuado por Francos y Posse es presentar la Ley Ómnibus “de enero”. Es decir, sin los cambios introducidos en el debate legislativo de los últimos dos meses. “Vamos a plantear un ‘todo’ que sirva para ir negociando”, dijeron en LLA sobre la decisión de tirar por la borda los esfuerzos de ambos lados en el inicio de las discusiones en el Congreso.
Y si bien irán con disposición a introducir cambios, en la Casa Rosada avisaron que no negociarán sobre cinco ejes clave: la declaración de la emergencia con las consecuentes facultades delegadas para el Ejecutivo; las privatizaciones -aunque probablemente disminuyan la cantidad de empresas-; el Régimen de Grandes Inversiones; la reforma del Estado y el paquete de desregulación. Del DNU copiarán la reforma laboral completa, que está prácticamente suspendida por la Justicia a partir de las cautelares presentadas por gremios y sociedades civiles y buscan legitimar por la vía legislativa.
Esta vez, sin embargo, Milei no apelará a la intransigencia que aplicaron en el primer, fallido tramo del ‘toma y daca’. Así, el Gobierno irá hoy a hablar con una serie de “monedas de cambio” en el bolsillo. Medidas que, sabe, los gobernadores necesitan para mantener en marcha sus economías, sobre todo después de los recortes que sufrieron a manos de Luis Caputo tras la caída de la ley.
Se trata básicamente de que el pacto fiscal que habían retirado vuelva a estar sobre la mesa, probablemente con la restitución del impuesto a las Ganancias, la moratoria impositiva, Bienes Personales, el blanqueo y la reforma previsional. Además, podrían mostrarse abiertos a discutir el pago de las deudas provinciales, después del conflicto con Chubut. Y no descartan conversar sobre la coparticipación del impuesto al Cheque. Finalmente, prometen que no insistirán con el aumento de las retenciones. “Después de la aplicación de la tijera, ya no las necesitamos”, chicanearon.
Con todo, en Gobierno ya avisaron que no están dispuestos a restituir la obra pública -”No hay chance”, resumió un funcionario ayer-, uno de los varios reclamos del interior. Pero sí podrían revisar el recorte que de los fondos para transporte y educación que hicieron para compensar la caída del proyecto Bases. De hecho, dijeron que el decreto que activó ayer un fondo educativo coparticipable fue “una señal” en ese sentido.
Los gobernadores irán todos juntos, pero segmentados según intereses regionales en común y, de manera secundaria, por color político. En lo sucesivo, a partir de la semana que viene, el Gobierno planea recibirlos en tandas, por zona. Será en esos encuentros donde se tratarán de manera quirúrgica los ejes que hoy se discutirán sólo a grandes rasgos. Como acotó un funcionario, el “primer round” de la pelea.
Fuente Infobae