El candidato a vicepresidente, el ministro del Interior y el jefe de gobierno porteño conformaron la nueva ala política del Gobierno que busca darle volumen político a la pelea por la reelección del presidente.
Como anticipó LPO, Peña trazó una revancha contra el ala política que se había anotado un logro puertas adentro luego de sumar a Pichetto. Por eso, el jefe de gabinete marginó de las listas a Frigerio y a Emilio Monzó, que durante todo el mandato de Macri demostraron una postura aperturista que entró en cortocircuito incontables veces con la cerrazón de Peña.
Tras el cierre de listas, Frigerio y Pichetto habían cancelado una gira por el interior que iba a tener sus primeras imágenes en Cipolletti, donde el domingo hubo elecciones en las que perdió Juntos por el Cambio.
Pero finalmente, con Peña en Japón como parte de una gira asiática que empezó un día después del cierre de listas, Pichetto y Frigerio fueron a La Rioja a empezar una gira de campaña. El senador incluso se permitió un guiño a Carlos Menem, un exponente de la "vieja política" que denosta el jefe de gabinete.
Con Monzó en retirada -se quedará en la Cámara de Diputados hasta diciembre pero no formará parte de la campaña-, la tercera pata clave de la nueva mesa es Larreta. El jefe de gobierno, otro de los que siempre pidió sumar al peronismo al Gobierno, hizo todo lo contrario a Peña en el cierre de listas y resignó bancas propias en pos de un acuerdo con sectores de la oposición para blindar sus chances de reelección.
Fuentes de Juntos por el Cambio señalaron a LPO que Larreta, Frigerio y Pichetto estuvieron reunidos y hablaron por separado entre los tres en los últimos días. Larreta y Pichetto se habían mostrado juntos en público el fin de semana y Frigerio ya acumula el récord de fotos de un funcionario de Macri con el rionegrino.
Estos dirigentes consideran que sin apertura y convocatoria a otros sectores ajenos al oficialismo va a ser muy difícil alcanzar acuerdos y avanzar con las reformas necesarias en un segundo mandato.
En ese sector advierten que está agotado el sistema de negociación que tuvo el Gobierno durante los últimos cuatro años en el Congreso. En ese sentido creen que el modelo de negociar con los legisladores y gobernadores uno por uno ya está terminado y que deben plantear un esquema más consistente y perdurable en el tiempo.
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