Es que al mantenerse la competencia del ENRE sobre el servicio público, deja sin función al ente metropolitano (EMSE), diseñado para regular la distribución y la energía eléctrica.
Ergo, ambos mandatarios se ahorrarán anunciar futuros aumentos que vengan cuando finalice el período de “emergencia”, sino que ahorran importantes recursos que iban a destinarse a la administración del ente. Al mismo tiempo, los distritos metropolitanos sortean los posibles subsidios que tendrían que abonar a las empresas.
Esto se da en medio del pedido de rediscutir el reparto de recursos coparticipables a la Capital Federal de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. En concreto, había dicho que la Ciudad vive una situación “privilegiada” y de gran desigualdad con otros distritos. “En Capital hasta los helechos tienen luz y agua, mientras en el conurbano chapotean en agua y barro”, afirmó, tras comparar el presupuesto porteño de 350.000 millones de pesos con el de La Matanza, que apenas llega a 10.000 millones, con “casi la misma población” y 120 kilómetros cuadrados más.
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