El acuerdo entre Sergio Massa y Horacio Rodríguez Larreta salvó la suspensión del pacto fiscal que la Casa Rosada había acordado con los gobernadores del oficialismo y la oposición. La ley estuvo en riesgo por la rebelión de los radicales, que liderados por Mario Negri y Alfredo Cornejo votaron en contra de los jefes provinciales de su partido.
Segundos después de aprobarse casi por unanimidad la ley de la deuda, el sector del hemiciclo de la oposición quedó casi vacío porque una buena parte de los radicales y macristas se fueron. Otros se quedaron pero protagonizarían discursos dispares sobre el proyecto para suspender el pacto fiscal, que fue votado sólo por una parte de los diputados de Cambiemos.
Esto puso en riesgo la ley ya que al ser una reforma impositiva necesitaba 129 votos sin importar las bancas que había ocupadas. Los votos de algunos radicales sueltos de la Ciudad y Jujuy, además de los diputados del PRO que responden a Larreta y Emilio Monzó terminó salvando la votación.
A pesar del triunfo, el oficialismo no pasó por alto la bronca con los radicales que consideran que traicionaron el acuerdo con sus propios gobernadores "por miedo a los lilitos", que ya habían adelantado que se opondrían. En el peronismo apuntaron especialmente a Negri y Cornejo. También los diputados del PRO habrían quedado molestos con ellos.
Un episodio que dejó en claro la bronca por la rebelión radical se dio al momento de la votación, cuando Massa expuso la jugada de Cornejo en contra de los deseos de Rodolfo Suárez, su sucesor en la gobernación de Mendoza. El tigrense se encargó de preguntarles a Cornejo y sus coterráneos Claudia Najul y Luis Petri si confirmaban su abstención, con la clara intención de exponerlos. El ex gobernador cuyano también arrastró a Federico Zamarbide y Jimena Latorre.
Cornejo y Suárez mantienen una fuerte tensión porque mientras el primero quiere posicionarse como líder opositor con una posición muy dura contra Alberto Fernández, el segundo necesita de auxilio financiero de la Casa Rosada.
No quisieron apoyar muchos radicales de provincias gobernadas por peronistas, como los cordobeses Diego Mestre y Brenda Austin o el formoseño Ricardo Buryaile. Pero tampoco acompañó el núcleo duro del PRO, un grupo que no funciona como tal pero se hace sentir con sus posiciones radicalizadas: Carmen Polledo -ausente-, Waldo Wolff y Fernando Iglesias.
Ya había adelantado su rechazo la Coalición Cívica y lo expresó a través de Paula Oliveto. "Lo que se está planteando es lo que sienten los gobernadores, pero no lo que siente el pueblo de la Nación que está cansado de pagar impuestos y pagar impuestos. La Argentina no da más con su carga tributaria".
El pacto fiscal fue firmado por Macri y las provincias y contempla una baja paulatina de impuestos provinciales que casi todos los gobiernos cumplieron. A poco de asumir, Alberto firmó con los gobernadores su suspensión por un año y los obligó a desistir de sus litigios con la Nación por la baja de impuestos coparticipacitables.
Los Diputados del Frente de Todos recordaron que la suspensión del pacto no significa que se suban impuestos sino que en su mayoría seguirán con las alícuotas vigentes. "Solicitamos que se apruebe este acuerdo que le da aire a las provincias para sostener sus obligaciones que son la educación, la salud y la justicia", pidió el santacruceño Pablo González.
El acuerdo se había aprobado en el Senado sin contratiempos: sólo voto en contra Alfredo De Angeli. Pero en Diputados el clima era otro y Negri dio libertad de acción. Los gobernadores radicales solo convencieron a sus coterráneos y Larreta hizo lo propio con los suyos y los bonaerenses con anclaje en el PRO porteño.
Por si algo faltaba, el grupo cercano a Emilio Monzó reapareció con pretensiones de diferenciarse y uno de sus líderes, Sebastián García de Luca, no estaba muy conforme con suspender el pacto fiscal que trabajó como secretario de Interior.
En diciembre juntaron 17 diputados, Macri no les permitió ser el cuarto bloque dentro de Juntos por el Cambio y Larreta los convenció de no romper. Pero con el ex presidente de vacaciones y sin cargo no puede evitar que actúen casi con autonomía: antes de la sesión los 11 que estaban se reunieron y fijaron una postura para llevar al interbloque.
Entre ellos, volvieron con la idea de romper y una excusa podría ser que varios perderán su rol de presidentes del PRO en sus provincias en febrero, cuando el partido renueve autoridades y, por decisión de Macri, lo presida Patricia Bullrich. Larreta les pidió a De Luca y los suyos de votar a favor porque una rebeldía mayor hubiera puesto en riesgo la ley.
El jefe de Gobierno, que tiene un dura negociación la Casa Rosada para no perder coparticipación, mantiene diálogo permanente con Negri, pero no siempre puede lograr que siga los deseos de sus colegas gobernadores, liderados por el jujeño Gerardo Morales.
La suspensión del pacto fiscal se aprobó con 157 votos a favor, 54 negativos y 7 abstenciones. Los gobernadores ya no tendrán que cumplir con la baja de impuestos pautada con Macri. Aunque muchos de sus legisladores la defienden.
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