Con un moderno complejo de ocho pisos, un nutrido staff de cuadros técnicos y una ubicación estratégica para la política, está a pocos metros del Congreso, la UMET se convirtió en un sostén del armado nacional de Fernández. Fue un brazo complementario al Grupo Callao, el think tank de los albertistas, que carecía de infraestructura y "fierros".
La casa de altos estudios de la Fundación Octubre, del Suterh, fue sede de las reuniones de coordinación de los equipos técnicos del FDT. Y varios de sus docentes e investigadores diseñaron las propuestas del futuro gobierno.
Ideada por Santa María e inaugurada por Cristina Kirchner en 2013, la UMET es otra demostración del poderío económico del gremio de Trabajadores de Edificios. Fue pensada para facilitar el acceso de los afiliados a los sindicatos y sus familiares a la formación universitaria a través de un sistema de becas, que se financia con aportes gremiales. Pero las actividades académicas se mezclan con la política en la universidad desde de su fundación.
La UMET funciona como una usina de ideas del peronismo porteño. Y, después de la derrota en 2015, muchos dirigentes que se quedaron sin cargos públicos encontraron allí un refugio para mantenerse activos.
Con el respaldo de casi 50 gremios, la UMET creó el Centro de Investigación de los Trabajadores (Citra) -con la ayuda del Conicet-, un instituto estadístico y cuatro observatorios económicos que producen informes para los sindicatos.
Con un imponente auditorio y salas de reunión, la sede de Sarmiento 2037 suele utilizarse o alquilarse para conferencias o mítines políticos. Allí, en febrero de 2018, se produjo uno de los primeros ensayos de unidad del PJ, el kirchnerismo y el massismo con la presencia de Fernández, Agustín Rossi, Felipe Solá y Daniel Arroyo.
Desde su creación, desfilaron por los pasillos de la UMET varios expresidentes de la región, como Evo Morales (Bolivia), Lula da Silva (Brasil), Rafael Correa (Ecuador) o José "Pepe" Mujica (Uruguay).
Docentes e investigadores de la UMET -y de otras universidades más ligadas al kirchnerismo- trabajaron en el armado de políticas públicas y de un diagnóstico para el futuro gobierno.
No fue casual que el rector de la UMET, Nicolás Trotta, haya sido elegido por Fernández para coordinar los equipos técnicos de la coalición junto con la exsenadora camporista Virginia García, la representante de Cristina Kirchner. "Creemos que pensar la gestión pública está muy vinculado al mundo académico. Parte del principio que tuvimos al organizar nuestros equipos es que la solución a los problemas argentinos está en las aulas de las universidades", afirma Trotta a LA NACION.
El rector de la UMET califica de "plural" a su plantel de docentes, aunque en su mayoría tengan afinidad ideológica con el Frente de Todos: "No les preguntamos la filiación política", dice.
Nicolás Trotta, rector de la UMET y coordinador de los equipos técnicos del Frente de TodosNicolás Trotta, rector de la UMET y coordinador de los equipos técnicos del Frente de Todos Fuente: Archivo - Crédito: Twitter @trottanico
Trotta, abogado y alfil del jefe de Suterh, ocupó varios cargos durante el kirchnerismo. Ahora se lo menciona como posible ministro de Educación de Fernández. Con el presidente electo se conocen desde hace años. Fue funcionario de la jefatura de Gabinete cuando Fernández era ministro coordinador y ocupó una silla en el directorio de YPF a fines de 2015. En 2016 fue designado por la gobernadora de Tierra del Fuego, Rosana Bertone, en un puesto del Ministerio de la jefatura de Gabinete provincial, según el decreto 815/16. Además de presidir la UMET, Trotta es el director de la Editorial Octubre.
En el staff de autoridades y referentes de la institución aparecen otros exfuncionarios del kirchnerismo. Muchos tienen vínculos con Santa María, Solá o Rossi, aliados de Fernández. En esa lista están Cecilia Cross, que pasó por el Ministerio de Ciencia y Tecnología; Paula Español, exsubsecretaria de Comercio exterior; Matías Barroetaveña, legislador porteño electo del FDT; Arnaldo Bocco, exdirector del Banco Central; Germán Montenegro, exfuncionario del Ministerio de Defensa; o Andrés Repar, exvicepresidente de Enargas.
Antes de asumir como diputado nacional, Daniel Filmus era uno de los investigadores del Conicet que estaban radicados en la UMET. Marcelo Sain, exjefe de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, también ocupaba una oficina.
La UMET tiene 1300 alumnos y es cogestionada por casi 50 organizaciones gremiales, como la Uocra, Suteba, ATE Capital, el Sindicato de Luz y Fuerza, y la UTE, entre otras.
Desde la institución afirman que no cuentan con financiamiento estatal. Por un lado, se alimentan de los fondos que destina para su funcionamiento la fundación Octubre. Y se nutren de los aportes que realizan los gremios para becar a sus afiliados y solventar el mantenimiento del Citra y los observatorios.
Más del 85 por ciento de los alumnos que cursan en la UMET tienen algún tipo de beca para estudiar. La mayoría de esas becas son totales, indicó Trotta a LA NACION. La cuota mensual ronda los 7200 pesos.
Además, la universidad de Santa María tiene un acuerdo con el Conicet, que paga los salarios de los 30 investigadores que están radicados en la institución. Desde su fundación, la UMET firmó convenios de cooperación con decenas de organismos del Estado, fundaciones, empresas -como Buenos Aires Servicios de Salud (BASA), del grupo Olmos-, ONG y municipios del conurbano -Tigre ( Julio Zamora) o San Martín ( Gabriel Katopodis)- para investigaciones y capacitaciones.
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