Pero el impacto en el salario es alto: una persona que vive sola debe destinar casi la mitad de sus sueldo para pagar el alquiler. El precio promedio de un departamento usado de dos ambientes en la Ciudad es de $ 14.280 por mes. Hace un año, era de $ 10.922.
Las cifras son de la consultora Reporte Inmobiliario, según la cual los barrios con mayores alzas son Agronomía (52,68%), Constitución (44,82%) y Villa Crespo (41,51%).
El informe muestra números similares a los que tiene la Dirección General de Estadística y Censos de la Ciudad, que entre julio de 2018 y julio pasado registró un 29% de incremento del metro cuadrado en alquiler en unidades de dos ambientes.
Aunque los nuevos contratos de alquiler en la Ciudad hayan subido menos que el año pasado, los que deben renovar el contrato se encuentran con aumentos promedio del 40%. Y tienen que aceptar subas semestrales en torno al 20%.
Al mismo tiempo, en el último año los salarios acumularon una pérdida del 9,8%. El dato surge del índice de Remuneración Imponible de Trabajadores Estables (RIPTE), elaborado por el Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación con base en los sueldos registrados por las empresas.
En ese contexto, los alquileres se llevan una parte cada vez más grande del sueldo y reunir el dinero para pagarlo a esta altura suena a hazaña. Según una encuesta de este año de la asociación Inquilinos Agrupados, hecha en base a 4.000 casos, quienes alquilan en la Ciudad destinan en promedio un 47% del salario al alquiler, sin considerar expensas, impuestos ni tarifas de servicios públicos. El año pasado, era un 41%. Según datos de la Dirección de Estadística y Censos, en el caso de las familias se destina, en promedio, un 30% del ingreso al pago del alquiler. Por su parte, el relevamiento de Inquilinos Agrupados estableció que hay familias que usan hasta el 40%. En la Ciudad, se calcula que un 30% de las viviendas son alquiladas.
Por eso, crecen los problemas para estar al día: en marzo de 2018, eran dos de cada diez inquilinos los que recurrían a la Defensoría del Pueblo porteña por sus dificultades para pagar el alquiler. Este mes, en tanto, esa cifra creció a cuatro de cada diez (41,22%).
Y aunque los nuevos contratos de alquiler hayan subido menos que el año anterior, sí aumentó a mayor ritmo lo que se pide para renovar el contrato: los incrementos llegan hasta un 39%, según Inquilinos Agrupados. Como este diario pudo comprobar, en algunos casos incluso se pide hasta un 50%, con el argumento de que el trato anterior terminó quedando muy por debajo de la inflación. En 2018, esta actualización era de un 30%.
"Los contratos que se renuevan ahora se firmaron hace dos años, cuando la situación del país era muy distinta: el dólar estaba a menos de $ 19, y había créditos UVA y expectativas de que la inflación bajara. Por eso se pidieron aumentos anuales o semestrales que finalmente quedaron cortos", analiza José Rozados, de Reporte Inmobiliario.
Otro dato clave es lo rápido que sube el porcentaje de los aumentos semestrales previstos en el contrato: mientras que hasta junio eran de entre un 12% y un 15%, "ahora lo que piden los propietarios cada seis meses es hasta un 20% más", explica Gervasio Muñoz, de Inquilinos Agrupados, un dato comprobable en cientos de avisos inmobiliarios. Es decir que si, por ejemplo, al principio del contrato se pagan $ 14.000, al final de ese plazo de dos años termina abonándose $ 24.192, un 72,8 % más.
Como el precio de la vivienda está dolarizado en la Argentina, quienes tienen la fortuna de contar con una propiedad para alquilar tampoco están contentos: el índice de rentabilidad cayó al 3,31% anual, muy cerca de su piso histórico, precisa Reporte Inmobiliario. Tener un departamento para lograr una renta no es un buen negocio, entonces, aunque muchos locadores se empeñen en que así sea, pidiendo bastante más de lo que el inquilino puede pagar.
"El propietario debe entender que en un contrato de alquiler no sólo pesa la rentabilidad estricta, sino que del otro lado está el inquilino y el cuidado que hace del capital que uno le otorga", observa Rozados. "Muchas veces no conviene financieramente llevar al máximo esa rentabilidad pidiendo demasiado: más vale tener un inquilino que ya conozcas y sepas que cuida bien el departamento, que salir a buscar uno nuevo. Más aún con los costos fijos que implica tener un inmueble vacío, con los impuestos y expensas", completa.
"El porcentaje de aumento depende mucho del alquiler que se esté pagando, porque un contrato que se hizo hace dos años quizás quedó muy retrasado y el propietario quiere compensar un poco la pérdida", explica Armando Pepe, presidente del Colegio Único de Corredores Inmobiliarios de la Ciudad de Buenos Aires (CUCICBA).
Los decepcionados por la poca rentabilidad obtenida podrían, en lugar de pedir mucho, verse tentados a vender, pero el mercado de compraventa de inmuebles no sale del letargo. De acuerdo a datos del Colegio de Escribanos porteño, en julio se firmaron apenas 3.208 escrituras, 27,6% menos que un año atrás.
Con un presente complicado, el futuro para los inquilinos se avizora aún más inquietante. Es el caso, sobre todo, de quienes deban renovar contrato, ante un dólar en ascenso, nuevos incrementos de expensas, poco crédito y mucha inflación.
CLARIN.COM