Todo o nada, o la falacia de los extremos
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Por Gustavo De La Fuente. Los spots de campaña dentro de un mapa de posicionamiento móvil. Hoy Horacio gana.
La última comunicación electoral de Horacio Rodríguez Larreta comparte conceptos precisos y ajustados para este tramo de la campaña. Manifiesta convicciones y valores firmes y posibles. Representa lo realmente viable, lo no traumático, lo necesario. El verbo es: “Creo”.
La última comunicación de Patricia Bullrich, por su parte, sigue tensando la soga en su búsqueda de ese segmento electoral asociado a lo “disruptivo”, a lo paradojal, pero a su vez leído por algunos como atractivo y combativo. Segmento compartido con el posicionamiento de Milei, del propio Macri, de Grabois, de la izquierda en general, y hasta hace muy poco tiempo también por el kirchnerismo.
En nuestra nota anterior, “Horacio Gana”, desplegábamos el mapa de posicionamientos con miras a las próximas elecciones hablando de transicionales y disruptivos como segmentos electorales y no necesariamente de partidos políticos.
Pasaron cosas, y nuevamente con una visión estratégica electoral prístina, Cristina Kirchner se permite realizar una movida para correrse simbólicamente del segmento disruptivo e ingresar de manera categórica al segmento de los transicionales, dónde, hasta nuestra nota anterior, estaba brillando Larreta. Lo unge a Massa como candidato, deja el Frente de Todos, y constituye Unión por la Patria.
Rearmado del mapa político.
Unión por la Patria va a tratar por todos los medios de polemizar con Patricia Bullrich (con Macri) y con Milei. Como se dice habitualmente, subirlos al ring cada vez que puedan. Otra vez, dimensionar los dos segmento electorales (disruptivos y transicionales) de los que venimos hablando, pero, pretendiendo desplazar del segmento transicional a Larreta para ocuparlo con Massa (y para los díscolos dejaron a Grabois, en una muestra de “inclusión” divergente).
Saben, in pectore, que esa sea quizás la única oportunidad de ganar la elección: levantar a Bullrich, que ella gane las PASO, polarizar el electorado una vez más, mostrase como moderados, realistas, pragmáticos, y ganar las generales.
Mientras tanto, en otro lugar de “Ciudad Gótica”, Larreta continúa con mano férrea su camino. El cambio posible, sostenible al otro día, duradero, profundo pero con lógicas transiciones, el que él y su equipo vislumbran como “el cambio de nuestras vidas”. Una épica de lo posible.
Veamos el spot con modalizaciones vinculadas al mensaje que conceptualmente atraviesa toda la pieza, con ese sentido de transición que interpreta Larreta para la Argentina que viene.
Creo en escuchar antes de hablar (prudencia y sabiduría, tomar nota para pensar mejor), creo en hacer después de escuchar (consecuencia lógica y racional con argumentación), creo en construir y no en dinamitar (se construye de a poco, piso por piso, nada se construye empezando por arriba con arrebatos), creo en el respeto y no en los que necesitan insultar para sacar alguna ventaja (la intolerancia siempre es intolerancia y desborde, venga del sector que venga), creo en los equipos de trabajo y no en los liderazgos autoritarios (conducir, marcar el rumbo, delegar, poner lo mejor de cada uno, no todos tenemos todo, no son tiempos de mesianismo), creo que en tiempo de crisis están los que disfrutan echando nafta al fuego y estamos los que nos esforzamos por apagarlo (las crisis se superan con inteligencia, morigerándolas, sofocándolas, la ideología de profundizar los conflictos ya está perimida y es además muy peligrosa para la gente común), creo en sumar a todas las personas de bien para cambiar nuestra historia de una buena vez (el bien común, el bien de los consensos, el bien compartido), creo en trabajar, trabajar y trabajar (marca registrada de Larreta, toda su vida preparándose para ser presidente, indiscutible), creo que todos tienen que tener la tranquilidad que cuando se estén yendo a dormir yo voy a seguir ahí dejando la vida por y para cada uno de los que vivimos acá (finalmente yo vengo a ofrecer mi corazón). Yo creo en el cambio pero no en cualquier cambio, creo en el cambio que nos va a cambiar la vida (un cambio en serio por efectivo, realizable, cierto, mensurable, viable, razonable), hagamos el cambio de nuestras vidas (esta vez va en serio).
La línea comunicacional de Larreta es consistente con el posicionamiento decidido del que venimos hablando. La contienda está viva, va dando señales día a día, pero el lugar ocupado en cada momento es más concreto y visible.
En cambio, el spot de Bullrich “si no es todo es nada” va por la vereda de enfrente, y a nuestro entender, profundiza su posicionamiento, pero equivoca el enfoque político. Hablar de la normalidad / anormalidad de la Argentina parece un anacronismo que cualquiera entiende y que aporta demasiado poco, por innumerables cuestiones que no vienen a cuento analizar de idiosincrasia, auto-percepción y devenir histórico. Nos habla del “deber ser” y de la fuerza que hace falta para recuperar ese “deber ser”. De sicología básica, el deber ser, siempre compulsa en el sujeto con el “ser real”. Una épica de barricada.
Utiliza, además, algunas cuestiones apretadas en el relato.
Diálogo con narcos, cuando todos sabemos que las fuerzas de seguridad solo pueden imponerse con los cambios de legislación que respalden sus accionar; corrupción con consenso como si se pudiera interferir en la división de poderes indicándole a la Justicia hasta donde debe llegar su brazo; defender un plan económico en la calle invitando a la clase media a las “barricadas de París” como si ya no tuviéramos bastante prepotencia y locura en cortes y piquetes.
Confrontan dos mensajes que apelan a nuestra sociedad: uno propositivo frente a otro imperativo. Gana el propositivo. Horacio gana.
El segmento transicional se agranda, no sólo por decisiones propias o sectoriales, la movida del kirchnerismo decantó en esa dirección, a pesar de que Massa lleve consigo el lastre de su integración al Frente de Todos, a pesar de que De Pedro sea un soldado de Cristina.
Hoy la construcción social de sentido que se está dando por abajo, en el plano de lo no expresable, es que los sectores de verdad influyentes de la política argentina están apostando a la transición y no a los incendios del día después. Hoy Horacio gana.