Debate televisivo y segunda vuelta en Argentina
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Algunos comentarios sobre forma y contenido en las últimas elecciones.
Por Pablo Gaiano.
Fue Marshall McLuhan quien, en los albores de los debates televisivos presidenciales lanzó la consigna: “El medio es el mensaje”. Antes de ser conocido en los 60 y 70 del siglo pasado como comunicador, era especialista en teoría literaria y específicamente en James Joyce. Y es el arte y la literatura quienes plantean que la forma es tan importante como el contenido. McLuhan radicaliza este concepto y sostiene que cada medio tiene una forma que le es inherente. Que la forma de comunicar en política debe adaptarse a los rasgos de ese medio. Sostenía que en televisión, al revés de la radio, primaba la imagen. No en el sentido infantil de buena presencia sino de entender la necesidad de armonizar gestos y palabras, y comunicarse “como si se le hablara a un amigo”. Bajo estas premisas, se popularizó en Argentina la consigna, según la cual, quien se enoja pierde. ¿Qué paso entonces en estas últimas elecciones presidenciales? ¿Cómo pudo ganar Javier Milei que se hizo conocido por comunicar, para decirlo con amabilidad, con vehemencia? Por razones de espacio nos concentraremos en el último debate televisivo entre Sergio Massa y Javier Milei. En el debate inaugural de los debates presidenciales televisados, el debate de J. F. Kennedy contra R. Nixon, McLuhan sostuvo que había ganado el primero, por adaptarse mejor a la televisión. Tranquilo, seguro, preciso, juvenil. Nixon se mostró más tajante ante su joven contrincante. El triunfo del mandatario trágicamente asesinado corroboró la predicción de McLuhan.
Javier Milei creció como candidato con un discurso liberal libertario en lo ideológico, pero muy vehemente y tajante en las formas. Pronto tuvo un apoyo masivo en cantidad y difusión en las redes sociales, medio juvenil por antonomasia. Soportes comunicacionales que McLuhan no llegó a analizar. Estos soportes tienen otras características y una de ellas es que funcionan mejor con discursos más vehementes y rápidamente crean nichos “cerrados”. El algoritmo de estas redes siempre te muestra algo parecido a tus búsquedas.
En el debate con Massa, sin embargo, Javier Milei mostró una enorme moderación. Al punto que muchos sugirieron que perdió la compulsa. Massa incisivo lo acorraló en varias oportunidades.
Y aquí vamos a agregar algunas variables institucionales que corresponden a Argentina.
Además de las PASO, Argentina tiene un mecanismo de segunda vuelta, esto implica una paradoja: en la elección final del Presidente Argentino, pasan a tener un peso decisivo los electores que sus candidatos perdieron en primera vuelta. Entonces el debate final debe concentrarse en quienes no son tropa propia, pero son cercanos en temas y ideología. Un Massa agresivo: El “Por sí o por no” tendía a acorralar a Milei y ponerlo nervioso. La calma de Milei, a riesgo de no parecer él mismo, fue una decisión acertada. Por los rasgos del medio televisivo y por el segmento al que apuntaba, votantes potenciales en su mayoría provenientes del PRO, más moderados incluso en su ala más dura, convergieron para favorecer una comunicación eficaz del candidato libertario en esa etapa.
La actitud vehemente de Massa hubiera sido más eficaz en las PASO o en la primera vuelta.
Massa se concentró en descalificar a Javier Milei y tuvo frases despectivas en varias oportunidades. Massa se pareció más a Nixon.
Por otro lado, sus trucos eran muy evidentes, al contrario de la buena literatura, que funciona mejor cuando las técnicas literarias no se notan con estridencia y armonizan con el argumento, se notaba en Massa un discurso muy armado y poco natural. El “por sí o por no” generó infinidad de memes.
Siguiendo a J.L. Borges quien afirmaba que la palabra que mejor se lleva con el universo es la palabra complejidad creo en la multicausalidad. He enumerado algunas causas para entender el debate y la elección, pero seguramente existirán otras para comprender mejor los resultados finales. Una muy importante, fue el rápido apoyo de Maurico Macri y Patricia Bullrich al jefe libertario.
Tampoco podemos desconocer que, aunque Sergio Massa trataba de ocultarlo, pertenece a uno de los gobiernos más desastrosos de la historia democrática Argentina, que tiene todos los índices que deberían estar altos, bajos, y todos los que deberían estar bajos, altos. Que su discurso giraba en el vacío hablando de derechos generales y dejando abolido el derecho básico al salario digno mediante la inflación descontrolada. Massa al afirmar con vehemencia que la elección era entre él y Milei, olvidaba que muchos votantes no desconocían que es Ministro de Economía desde hace un año, y en la cabeza de los electores influye, especialmente en el voto presidencial, la conformidad o disconformidad con el gobierno en curso. Todas las estrategias en Argentina de candidatos oficialistas que la jugaron de opositores o distantes del gobierno, como el caso de Angeloz para tomar un ejemplo, siempre fracasaron. Podemos decir que un debate televisivo no explica todo el resultado, pero contribuye mucho a ganar o perder si es bien utilizado. Milei manejo los tiempos de su discurso con acierto.