En los días en que se escribe esta nota, las prepagas deberían tener definido el aumento que impondrán en las cuotas de marzo, alza que deben notificar a sus afiliados con 30 días de anticipación. Sin embargo, de siete entidades consultadas, solo una contestó y pidió no ser mencionada, con el argumento de que manejan definiciones poco precisas.
El aumento que prevén, si bien está lejos de poder generalizarse, servirá como ejemplo del mal menor para el bolsillo de los más de 6 millones de afiliados a las prepagas, que en base a lo que pagaban en diciembre ya tuvieron un alza del 75%.
Si enfatizamos que lo que sigue debajo no puede tomarse en forma general es por dos razones. La primera es que el decretazo de Javier Milei permitió que las entidades ajusten sus cuotas sin ninguna autorización oficial, de modo que cada una puede imponer los porcentajes que le plazca.
Hay que recordar que en los dos primeros meses del año, las empresas acordaron ajustes no idénticos pero sí en un rango “acompasado”, lo que generó denuncias de “cartelización” del sector. Desde la Coalición Cívica, por ejemplo, apuntaron que no había realmente competencia entre los actores sino un “abuso”. Y todo se dio en un contexto de varios amparos judiciales.
Es un tema muy difícil porque coexisten dos realidades incompatibles. Quien se demore en ver las cuentas que informa cualquier empresa de salud chica (sin ambiciones ostentosas aparentes), verá que las subas de estos meses se pueden justificar en minutos, siempre en los términos de conservar andando la rueda de un negocio, algo que no tiene por qué ser "malo", desde ya. Pero el punto es que ese negocio se dedica a un tema demasiado sensible para la vida: la salud.
A la vez, mirando la escala de posibilidades de una familia tipo de la (ahora) ex clase media argentina, los aumentos de enero y febrero fueron dolorosos, se sintieron como desmedidos y sin dudas están resultando expulsivos para muchas familias que confiaron su salud a estas compañías. Esta realidad (en la que una empresa que uno alimentó día y noche por años, un día simplemente te "descarta") tampoco puede negarse.
Volviendo al eje de estas líneas (el aumento de marzo), cada empresa hoy puede aumentar lo que le parezca, y por el revuelo del señalamiento de cartelización, varias de las seis que no dieron respuesta a Clarín destacaron que “de todos modos, cada una decide lo suyo por separado”. Una forma enfática de despegarse de cualquier rótulo en la dirección de una cartelización.
La segunda razón por la que no se puede generalizar una suba la explicó la única fuente que habló con este medio. Dijo que hoy imperan dos lógicas de aumentos: una más dura y otra, podría decirse, "light".
Imprecisiones sobre las cuotas de las prepagas
“No hay definiciones. Estamos viendo y se va a terminar de definir esta semana. Es un tema que no conversamos entre nosotros”, aclaró quien respondió a este medio, y sumó: “Lo que te puedo decir es que hay dos lógicas. Por un lado está el criterio económico; por el otro, el criterio comercial”.
El criterio económico es el que tienen las compañías más grandes, que por fuera de la inflación intentan recuperar los puntos perdidos en el último año, cuando durante algunos meses el Gobierno permitió aumentos en las cuotas bastante por debajo de las subas del sector, entre insumos, medicamentos y sueldos.
El criterio comercial, decía esta persona, se enfoca no solo en la responsabilidad social corporativa sino también en el miedo de las compañías más chicas de perder cartera de clientes. Es un lujo que no se pueden dar, ya que no tienen la espalda de las grandes empresas.
“¿Recuperar lo perdido? Se hará de a poco. Nosotros en marzo vamos a emparejar la cuota con la inflación, en base a nuestras proyecciones de febrero. En este momento tengo las de dos consultoras. Una dice que será el 18%. La otra, el 22%. Estaremos dentro de ese rango”, informó.
Acumulación de aumentos en las prepagas
No hace falta saber nada de economía para hacer el cálculo. Siendo un 20% para marzo el escenario más amable, y considerando el 40% que se aplicó en enero, más el (según cada compañía) aproximado 25% en febrero, enseguida se llega a un alza del 110% con respecto a las cuotas de la medicina prepaga de diciembre pasado.
Dicho de otro modo, las cuotas pasarán a superar la duplicación, algo que no sorprenderá a quienes hasta diciembre tuvieron aumentos aplacados por su declaración de ingresos ante la (en estos días, caótica) Superintendencia de Servicios de Salud. Así como tenían subas especiales, esos afiliados recibieron un cachetazo igualmente diferencial con el cambio de Gobierno.
“Mi objetivo en esta crisis es pasar el pico de la tormenta, que va a ser en marzo y abril, cuando suban otra vez el transporte, las tarifas, el combustible y los colegios. Hay que contener la cartera de asociados y conservar el activo. Recuperar lo perdido va a ser a largo plazo”, confesó la fuente, no sin alguna preocupación por los pedidos de baja.
Por cierto, no son pocos. En el sector advierten que el aumento interanual de "exiliados" de las prepagas es, hoy, del 100%.
“Te doy un ejemplo. Si el año pasado, en enero se me fueron 7.000 cápitas. Este año se me van 14.000. Se compensan con altas, sí. Pero este año tenemos un récord de ambas”, reveló. La solución de muchas compañías, ratificó la persona consultada, son los nuevos planes low cost, "que muchos están solicitando".
En síntesis, si hay dos lógicas de ajuste en las cuotas es porque “a las grandes compañías no les importa tanto perder un poco de clientela”. Pero no todos viven ese éxodo del mismo modo: “Yo espero poder salir emparejado. Emparejado o sólo un poquito más chico”.
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