Las últimas horas antes de las elecciones presidenciales vienen cargadas de tensión en el mercado informal del dólar. Hay mucho en juego más allá de lo que suceda entre Alberto Fernández y Mauricio Macri.
Por Guillermo Laborda:
En primer lugar, cuanto mayor sea la diferencia que obtenga el candidato de Frente de Todos, mayor puede ser su independencia de Cristina Kirchner. Pero otro dato no muy tenido en cuenta en el mercado pasa por la elección en la Ciudad de Buenos Aires.
Si Horacio Rodriguez Larreta no gana en primera vuelta y debe ir a ballotage el 24 de noviembre, la transición presidencial puede complicarse. Es que el gobierno nacional postergará todas las medidas que impliquen un costo político, desde la ampliación del cepo hasta la suba de las naftas, para poder conservar el único bastión del PRO, la Ciudad de Buenos Aires. Esto implica en la práctica más pérdida de reservas y mayor atraso en precios de naftas. La tensión entre Alberto Fernández y Mauricio Macri en este escenario de ballotage en CABA puede tener una intensidad muy alta, no menor a la observada en 2015.
Un informe de un banco privado graficó la situación actual de reservas netas del BCRA: para dejar a la entidad sin reservas netas, el límite diario de ventas es de u$s 403 millones. Para dejar u$s 5.000 millones el límite es de ventas diarias por u$s 246 millones. Esta semana las ventas fueron el martes de u$s 300 millones y el miércoles de casi u$s 500 millones. Pero se está una previa electoral, es decir en momentos en los que nadie vende y todos quieren comprar. Debería calmarse esa sensación en función del discurso que brinde el ganador del domingo por la noche y las designaciones en el gabinete que se vayan sucediendo. En teoría.
Por lo pronto el rol de Cristina Kirchner ha sido sólo el de vetar nombres de eventuales candidatos a gabinete. La ley K imperante es la siguiente: aquel que tenía volumen o fuerza propia y traicionó entre 2003 y 2015 al kirchnerismo, se le otorga un "waiver". Ahora bien el que creció de la mano del kirchnerismo y luego traicionó, no tiene "waiver" y no puede ocupar cargo alguno en el gabinete. Bajo estas premisas se operan los nombres de Alberto Fernández para un eventual gabinete si triunfa el domingo. Una de las incógnitas pasa por el rol de Mercedes Marcó del Pont, madrina de Matís Kulfas y Cecilia Todesca. Carlos Heller podría ir a un banco público. Miguel Pesce, al FGS, el fondo que maneja los dineros de la ANSES. Nada está explicitado aún. Marcela Bielsa iría a Vivienda y Wado de Pedro a Interior.
Los argentinos que participaron en la cumbre del FMI la semana pasada volvieron más preocupados tras los contactos con funcionarios del organismo internacional y las exposiciones de Guillermo Nielsen y Emanuel Agis. El primero de ellos compartió exposición con Carlos Melconián en un encuentro organizado por Barclays. Hubo hasta un reclamo explícito en medio del encuentro por parte de un inversor alemán presente en el encuentro al escuchar hablar de porcentajes de quitas en los bonos argentinos. Un piquete en Washington casi. El dilema está planteado de la siguiente manera para el futuro gobierno: si los bonistas quieren menos quita, más auxilio deberá dar el FMI. Alberto Fernández hace referencia a esta cuestión cuando habla de "defender a los bonistas ante el avance del FMI".
Pero hubo encuentros reservados también de banqueros en Washington con Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI. Dijo que una misión del organismo está lista para llegar a Buenos Aires la próxima semana siguiendo las elecciones aunque no estará en una posición para hablar sobre un detalle acerca del programa con el país. Ello lo deberá hacer con quien gane el domingo obviamente. Ir temprano, la semana próxima, permitirá al equipo técnico a presentar su evaluación de la situación macroeconómica. El FMI no puede volver a desembolsar en tanto y en cuanto algunos de los criterios para un acceso extraordinario tienen que ser verificados. Para ese "acceso extraordinario", el FMI destaca la "sustentabilidad de la deuda" y su acceso a los mercados. Si el nuevo gobierno presenta reformas estructurales que presentan resultados en el año 2 y 3, el FMI está dispuesto a financiar el año 1. Los técnicos del FMI aseguraron a banqueros que el acuerdo que quiere lanzar Fernández sobre precios y salarios no es un ancla suficiente para estabilizar la economía. La condición del FMI es que ese acuerdo vaya más allá de los 6 meses. También sugiere que se netee la deuda intra sector público. Si un organismo como el BCRA tiene deuda, debe netearse. Apuntan a un superávit primario estructural de 1% del PBI pero puede haber un año o dos para alcanzarlo. En el 2020 la cuenta de intereses a pagar por el país es de 10.000 millones de dólares pero si se le resta la deuda intra sector público es de aproximadamente 7.800 millones. El interrogante es cómo la Argentina recupera el acceso al crédito de los mercados para refinanciar esos vencimientos si la situación macro aún no es sólida. Muy difícil lo que se viene.
El informe del ejecutivo de banca privada que se camufla tras el seudónimo del "oso" vino con una serie de advertencias. Su tradicional envío semanal destaca lo siguiente: "Hemos tenido una semana donde tanto las acciones como los bonos se han movido en un rango muy acotado a pesar de los acontecimientos en Siria, en Inglaterra por una salida negociada del Brexit, las idas y vueltas de la guerra comercial, la incertidumbre política en Washington y el inicio de la temporada de balances. Lo mas interesante es el movimiento que hemos visto en el spread entre la tasa de 2 y de 10 años en EE.UU. que ha vuelto a ser positiva y esto según la historia es la advertencia final a la recesión y al comienzo de un mercado bajista. Sacando de lado quién será el futuro presidente, la que se viene es muy complicada. Si buscamos alguna semejanza a lo que estamos viviendo y podría suceder en los próximos meses, creo que lo más parecido es lo que experimentamos durante el final del gobierno de Alfonsín y el inicio de Menem en Julio de 1989, el país finalmente se estabilizó en abril de 1991 con el plan de Convertibilidad en el medio tuvimos una hiperinflación y un plan Bonex. Ahora tendremos que reestructurar la deuda con los bonistas, al mismo tiempo renegociar un nuevo programa y fondos frescos con el FMI y a esto debemos sumarle un nuevo reperfilamiento para las Leliq y demás instrumentos en pesos y por último sumar los vencimientos en dólares que ascienden a unos 20 mil a 30 mil millones (dependiendo que incluimos o no). En síntesis ,si los últimos 18 meses han sido complicados los que le siguen parece que serán aun peor".
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