La derrota del oficialismo en la Nación y en la provincia de Buenos Aires dejó en estado de shock a toda las líneas del Ejecutivo que se ve fuera del Gobierno a fin de año.
"Ahora está en juego nuestro trabajo", dijo en las últimas horas un importante funcionario a la militancia que pedía órdenes para la campaña y se llevó un panorama desolador.
Prueba de ellos es que dos días después de la derrota en las primarias, la secretaría general de la Presidencia, a cargo de Fernando de Andreis pasó a 16 personas a planta permanente. Un ataque al déficit cero y el achicamiento del Estado que pregonó el Gobierno de Mauricio Macri en los últimos años.
La Ciudad pasó a ser el posible refugio de miles de funcionarios y contratados que emigraron de ese distrito en diciembre de 2015. Aún antes de las primarias de agosto en el gobierno porteño comenzaron a recibir llamados de "interesados" en volver a la gestión local.
Horacio Rodríguez Larreta, el único que ganó su elección -aunque no tiene su reelección asegurada-, está al tanto del aluvión de inmigrantes que están al acecho y por eso se encargó de marcar los límites en la primera reunión de gabinete luego de las Paso. "Acá no hay lugar para todos", advirtió el jefe de gobierno y dejó la puerta abierta sólo para alguna incorporación de peso en el gabinete.
En el PRO aseguran que incluso hay una lista de aquellos funcionarios que podrían pedir el pase a un eventual gobierno de Alberto Fernández.
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